II
El silbido del viento en sus oídos portentosos les brindaba una calma y armonía casi infinita con la vida. Sus cerebros, gracias a millones de años de evolución, de muchas reconversiones genómicas y entrenamiento desde antes de nacer, apoyados en todos sus sentidos, daban las órdenes necesarias a los músculos para que fueran adecuando sus respuestas a las corrientes y sacaran el mayor provecho de las antiguas y confiables magias de la caída libre y el movimiento uniformemente acelerado; sus conjuros matemáticos fluyeron alrededor de ellos garantizándoles, si bien no una caída feliz, sí que llegarían a su destino.
Mientras las tres diminutas figuras ganaban velocidad y se alejaban de Ciudad del Aire, en esta sonaron las alarmas. Las H*A*D*A*S revolotearon nerviosas alrededor de los nódulos de información, despertaron a los dormidos guardias lanzaron lastimeros gritos de ayuda a miles de kilómetros de la región, de tal manera que alertaron a todos los D/R/A/G/O/N y a todos los O*G*R*O*S del continente e islas mayores y menores.
También pusieron en alerta a los cazadores de carne, a los traficantes de esclavos y a toda Gente y Animal armado y dispuesto a cazar tres gatos por la recompensa que obtendrían. Esta alarma era normal, pues desde hacía cientos de años muchos cazadores de recompensas merodeaban la tierra y el agua haciendo de mercenarios y caza recompensas para los señores del Aire. Era una mala práctica, despreciable incluso, pero era normal.
Lo que no era normal, sino de hecho constituía un escandaloso rompimiento de todos los tratados emanados en las guerras de los últimos 300 años fue el aviso a los Dispositivo Reconfigurarte de Acción Geotérmica contra Organismos Nocivos y a los Organismo Genéticamente Renovado de Observación y Supresión. D/R/A/G/O/N y O*R*C*O*S, las principales armas de las brujas contra Animales y Gente eran tabú para los reinos del Aire.
Sin embargo, seguramente los Gato hubieran opinado diferente. Para ellos, tanto unos, con sus rayos de fuego y torrentes de lava surgidos de las entrañas del planeta, como los otros, aberraciones nauseabundas casi imbatibles, pertenecían al mismo reino de las H*A*D*A*S, las brujas y otros malignos que nutrían sus bases de datos de información obtenida por medio de la muerte y la tortura,
III
A unos mil metros del suelo, luego de 9 mil de caída, los Gato frenaron desaceleraron bruscamente. Para casi cualquier otro ser vivo, natural o fruto de la Renovación, semejante acción los hubiera aplastado, pero no a ellos, para quien no significó mucho más que dolor de huesos.
Los tres Gato llegaron al suelo y, como ocurre proverbialmente con los de su estirpe, cayeron de pie, pero de inmediato rodaron sobre sí mismos. Las plantas y los árboles los golpearon bastante, pero todos vivieron.
Gato Negro fue el primero en despertar. Le dolían todos los huesos, órganos y músculos de su cuerpo de más de dos metros de altura, le sangraban los oídos y, lo más grave, había perdido la visión del ojo izquierdo. “Ya no estoy para estas cosas, no lo estoy”, --murmuró entristecido mientras se aplicaba algunos remedios nanotecnológicos. Gato Blanco despertó luego, en mucho mejor estado que Negro; sólo tenía algunas laceraciones menores, pero Gato Listado parecía no estar muy bien. Seguía desmayado y era evidente que el brazo derecho estaba, al menos, dislocado.
“No hacíamos estas cosas de jóvenes, no sé por qué ahora tenemos que hacerlas que ya somos viejos”, --siseó Blanco, mientras escaneaba el cuerpo inerte de su amigo. “Parece que está bien, sólo tardará un poco en despertar. Lo del hueso tampoco es gran cosa, sólo un tirón… ya está”.
Un poderoso maullido-rugido-imprecación acompañó esa reparación. Gato Listado despertó con todas las uñas fuera, listo para atacar, pero logró controlarse al ver los rostros de sus compañeros. Suspiró y sin decir nada más, comenzó a prepararse para el ritual de gracias a la Madre de Todos los Gatos por permitirles llegar con vida. Encendió tres varitas de incienso y con sus compañeros se sumió en las profundidades de la Contemplación Interior. Sólo saldrían de ellas al terminar o que algo muy grave pusiera en peligro sus vidas de manera inminente.
1 comentario:
Ooooh, ¿qué será de los gatesnis?
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