viernes, 31 de julio de 2009

*N*A*C*O*

¿Qué que es naco? ¿Y tú me lo preguntas? Naco eres tú”. Con la paráfrasis a un poema de Gustavo Adolfo Bécquer establecemos la esencia de lo naco. Naco es el otro, el diferente, el que no nos gusta... pero no sólo eso. Es el diferente, sí, pero es el que consideramos inferior.

Naco es el de mal gusto, poca cultura, escasa inteligencia. Naco es el corriente, claro, pero no tanto por elección personal, sino porque así le toco. Lo naco es algo cultural (cuando es elección personal, generalmente no será naco, sino gato, por cierto, otra expresión refinadamente clasista/racista).

Porque naco es el indio, el totonaco. No hay que ir más lejos. Luego de la mentada de madre, el peor insulto para los naturales de un país que se llena la boca con lo azteca, lo Cuauhtémoc y el extraño orgullo de pueblo conquistado, es nada menos que indio. Contra el “pinche indio” no hay defensa, no hay salida.

Entonces, si el naco es el diferente, pero de baja calidad, podemos afirmar que la televisión en su inmensa mayoría (claro, estoy hablando de la televisión abierta, no seas naco) es naca. De “La escuelita de Ortiz de Pinedo”, a las nuevas telecomedias; de los programas de chismes del espectáculo a los noticiarios. Es naco, corriente, de mal gusto, hecho al aventón, total, ellos compran cualquier cosa, se conforman con lo que sea.

Calificar como naco implica descalificar al sujeto. ¿Para qué darles margaritas a los puercos? Vamos, para qué pensar siquiera en contenidos, cuando es más fácil adaptar cualquier programa extranjero y buscarle novia un júnior de la familia Ibarra, quien se pasea por las calles defeñas en un Ferrari negro (y digo, si es no es naco, no sé qué lo sea).

Sí, porque ser naco implica no hacer esfuerzo, significa no querer más que ser una copia de algo, no sé, de Tom Cruise en versión tropical, de suspirar por los malls de San Antonio o considerar que Buenos Aires es una ciudad fea, viaje, para nada como Dallas o Miami.

Lo naco desvaloriza al que se le califica, pero devalúa al que lo hace. En Lima, Bogotá o Sao Paulo los jóvenes rechazan los colores brillantes (“son como de... indios”, me dijeron) con una expresión parecida a la que los chicos del DF tenían para la música norteña antes que Televisa la reciclara, la hiciera popular y se tocara hasta en antros de lujo.

Naco, calificar así, es una de las muchas caras del racismo. No se cura prohibiendo ni, mucho menos, con la estúpida idea de lo políticamente correcto. Se alivia haciendo consciencia, nada más... y nada menos.

lunes, 27 de julio de 2009

Sv Alteza Princesa Gato I


Gabriela Alegría, Sv Alteza Princesa Gato, es una escritora chilanga que vive en Colima. Escribe cuentos increíbles, maneja la teoría con soltura y hasta hace poco tuvo uno de los blogs más interesantes, polémicos y retadores de la red (lo que queda ahora es como uno de los muertos-vivientes).

Aquí va la primera parte de una entrevista, tal cual fue saliendo en el messenger.
--I--


tHE gOAT dice:
wey no tengo chamba ahorita y ya me aburrí ya entrevístame

The monster emerged from the morning mist dice:
por qué un blog?
muchos dicen que son el refugio de los looser, para otros, una especie de masturbación mental
aunque algunos más los consideran una forma nueva y poderosa de expresión
entonces, por qué un blog para ti?

tHE gOAT dice:
yo comencé con el mío buscando info acerca de Nachón, hace casi 6 años. entonces me topé con el blog de alfonso morcillo, La mente del asesino, y al principio no entendí muy bien de qué se trataba
con el tiempo le agarré la onda, y pues lo abrí principalmente porque siempre he vivido con la idea de que tengo cosas interesantes que ofrecer a otros y que la mejor manera, o la que mejor se me da es através de la palabra escrita

The monster emerged from the morning mist dice:
esa sería la diferencia entre un blog bueno y otro, digamos, normal, ofrecer cosas interesantes

tHE gOAT dice:
a veces era un desahogo, a veces era más como un diario, después se convirtió en una especie de diálogo con los lectores, pero este diálogo se fue viciando y al final no me gustó, y... me fui...

The monster emerged from the morning mist dice:
qué son las "cosas interesantes" que has ofrecido? interesantes para quién?

tHE gOAT dice:
pues creo que un blog bueno se caracteriza por contener cosas que pueden ser interesantes de manera universal, los blogs que son tipo diario no pegan a menos que estés dispuesto a contar cosas que nadie más contaría...

The monster emerged from the morning mist dice:
jeje, eso de "manera universal" me suena a propòsito de candidata de belleza, algo así como "la paz mundial"
en quién piensas cuándo escribes? vamos, tienes algún "lector ideal"?

tHE gOAT dice:
en mi respuesta de arriba está un poco la respuesta a tu última pregunta, posteaba cosas de literatura de teoría, eso movíaa gente que se interesa en las letras, cuando me ponía de indiscreta interesaba a los morbosos, cuando me encueraba interesaba a los calientes, había un poco de todo
pero te digo que el diálogo se fue viciando y entonces decidí cortarlo

The monster emerged from the morning mist dice:
sí, tienes razón, pero me gustaría que más que de manera conceptual, me describieras ese lector ideal

tHE gOAT dice:
pues mi lector ideal sería aquél que se interesa en las letras, quizá no para su estudio pero sí para su disfrute, alguien que no se espante y sepa diferenciar lo que es discurso y lo que es realidad, muchas veces confunden lo que leen e interpretan sin pensar que todo lo expuesto en un blog está dentro de un contexto intencional...
un poco de morbo, un poco de curiosidad
definitivamente mi blog no lo hice pensando en la media, siempre aspiré a que de llegar lectores a él, fuera gente con cierta educación, el pedo es cuando comenzó a llegar gente que en realidad no comprendía del todo el blog y se quedaban sólo en el oropel. desafortunadamente al final mi blog era sólo eso, oropel

The monster emerged from the morning mist dice:
o sea, que te ocurrió un poco de lotman en acción. al final, el resultado es diferente de lo que uno pensaba...
los lectores y su medio, aunque no nos guste, reconstruyen el texto

tHE gOAT dice:
exacto
es lo que hablabamos el otro día el texto se viste de lo que el lector le da, al fin y al cabo

The monster emerged from the morning mist dice:
a mí me impactaron muchas de las fotografías que publicaste por ejemplo sobre tu menstruación, pensé que decían mucho, pero suspuse que para algunos lectores --o la mayoría-- les iban a decir mucho de como te leen a ti, no tanto al mensaje en sí
si hicieras otro blog, qué harías diferente?

tHE gOAT dice:
creo que ya no haría otro blog
jojojojo
es que la única manera de que sea realmente tuyo es quedándose en lo privado

The monster emerged from the morning mist dice:
sí, eso, o de alguna manera, seleccionando tus audiencias

tHE gOAT dice:
eso cambiaría quizá, pero es imposible, nos gana la ansia de ser leidos, leidos en el sentido de descifrar

The monster emerged from the morning mist dice:
en cierta ocasión, la mamá de un amigo escritor le llamó para decirle: pepe, por qué te drogas? mi amigo le preguntó a su mamá que de dónde sacaba eso y ella le dijo: lo dices en uno de tus cuentos.
sí, mamá --le responde mi amigo-- y también digo que soy una vampira prostituta adolescente. por qué no me acusas de eso?

tHE gOAT dice:
jajajajaja, ves, la gente sólo lee lo que quiere, o en algunos casos lo que puede...

The monster emerged from the morning mist dice:
no te parece que a veces los lectores, sobre todo los "no entrenados" (ya sé, soy clasista y mamón) en realidad lo que buscan es un espejo para reflejarse ellos mismos?

tHE gOAT dice:
sí, eso me di cuenta muchas veces, por eso aprendí a no hacer caso de anónimos molestos, invariablemente critican lo que ellos no pueden ser o no se dan chance o bien lo que hay en ellos que les disgusta

The monster emerged from the morning mist dice:
oye, debo hacerte una pregunta obligada para esta entrevista...

tHE gOAT dice:
dime

The monster emerged from the morning mist dice:
qué onda con plaqueta? por què tanto alrededor de la autonombrada diva de la blogosfera?

tHE gOAT dice:
ps la neta me da acá que la pendeja no agarre la onda, me siento a veces con un deber moral, jajajaja, lo tiene todo, todo y no me refiero a lo que los pobres chimpancés que la siguen nunca van a tener, sino todo aquello que gente como yo y un millón más que podemos hacer lo mismo, pero no hemos tenido la chance, quisiéramos y a la pendeja se le va la vida en traumas y pendejadas, eso me saca de onda mucho, no entiendo como alguien se bajonea así, en lugar de disfrutar lo que tiene...
creo que a ella le pasó lo que a mí, sólo que ella nos se ha dado cuenta de que el vulgo ya se tragó su blog

The monster emerged from the morning mist dice:
a mí me parece que el discurso sobre los nuevos medios con sus oh! ah! maravilla! eh! es un poco como el traje nuevo del emperador. el día que tú cerraste tu blog y plaqueta tenía mil años hablando de sus boletos de metallica (y otros blogueros seguían publicando cosas como de revista) un cuate me decía que los nuevos medios eran revolucionarios...
lo son?

tHE gOAT dice:
la neta nel
porque al final llegan a la misma gente que ya desvirtuó los viejos medios
y terminan moldeándose para poder llegar

The monster emerged from the morning mist dice:
exacto, eres brillante
y en la vida real eres como en tu blog?

tHE gOAT dice:
jajaja soy peor dice éricka

The monster emerged from the morning mist dice:
jaja

tHE gOAT dice:
soy muy callada, más de lo que podrían pensar, con mis amigos soy el alma de la fiesta, y digo y hago muchas mamadas

tHE gOAT dice:
pero se me dificulta mucho hacer nuevas amistades o socializar por cumplir, no sé qué decirle a la gente


sábado, 25 de julio de 2009

No habrá paz

Tu puño atraviesa el cristal. Rompe de acuerdo con un patrón regular y predecible la hoja de ese material aparentemente sólido, pero que en realidad es un líquido súper denso.

Las astillas de vidrio no saben de física, de entropía ni de moral. Solamente están hambrientas, como traslúcidos vampiros enloquecidos por la cercanía de los tibios ríos carmesí de muñeca y antebrazo, se lanzan con sus miríadas de dientes semejantes a cuchillos con el espesor de unas cuantas moléculas y abren la carne orgullosa y viva que con su paso los liberó de su cárcel vítrea.

Uno, cien, mil cortes con intención, nada de ciego azar, devanan la piel y los músculos, seccionan nervios y tendones, hasta llegar a las palpitantes venas, a las gordas arterias, y en menos tiempo del que te lleva pensar que realmente no duele mucho, sorben, lamen, se atragantan de sangre.

Su mundo se vuelve rojo, metálico, lleno de visiones de sonrisas de niños, de carreras con perros, de lluvias y atardeceres que también alimentan —¿acaso podría ser de otra manera?— a los insaciables vampiros de vidrio que se empujan y lanzan dentelladas y gruñidos de dolor a sus congéneres que le arrebatan parte de los recuerdos y muestran sus fauces sangrientas y se revuelcan en esa vida que poco a poco deja de pertenecerte.

La sangre que arrastra esos jirones de recuerdos que son la esencia de la vida pierde impulso y el corazón da sus últimos latidos y se detiene precisamente como lo que es ahora, una bomba inútil sin nada que bombear.

Tu cerebro se alenta y alcanza a suponer que, al menos, viene la paz del olvido eterno, pero a punto de extinguirse ve cómo de entre las brumas se asoma el rostro abominable de la muerte.

Y gritas en silencio, en un último intento de negación, pues comprendes que no hay olvido eterno, ni mucho menos descanso, sino el terror insondable del infierno.

viernes, 17 de julio de 2009

Decálogo chilango

Soy chilango, hijo de chilangos y no tengo problema en serlo, ni en confesarlo. Creo que el chilango es el que vive en le Ciudad de México y que no vale la pena querer salvarse del calificativo aduciendo razones barrocas.

Sin embargo, también he tenido de viajar y conocer muchas ciudades de la República y algunas del extranjero y observar a mi propia gente con ojos de turista, por lo que con todo cariño y respeto he llegado a las siguientes conclusiones.

Hay algo claro. El mundo se divide en dos: nosotros y los demás. Por supuesto, nosotros estamos bien, somos buenos, hacemos las cosas de la manera correcta... en fin, somos la regla con la que se mide el mundo. Los demás, esos sí son el problema. No hacen las cosas bien, comen cosas asquerosas, tienen comportamientos aberrantes. ¡Quién los podrá arreglar!

Una vez establecido lo anterior, pasamos a lo que nos importa: El decálogo del verdadero chilango.

Primero. Nosotros somos el centro del universo. Fuera de México, toditito es Cuautitlán. Claro, las cosas pueden ser muy detalladas. Fuera de Satélite, de Coyoacán, de Santa Fe, de la Buenos Aires... Por supuesto, la verdadera naquez es decirlo, en voz alta, cuando salimos a provincia.
Segundo. Tirar basura. Los chilangos somos cerdísimos. Ensuciamos las calles, las casas de nuestros amigos, los baños... Por supuesto, esta naquísima conducta se acelera en provincia. Ensuciamos todo lo que podemos, entre más, mejor.
Tercero. Según un chiste, Jesús era chilango. ¿Por qué? Más de 30 años y vivía con sus papás, creía que su madre era virgen, siempre salía con sus amigos, invitaba el chupe en las fiestas, no se le conocía trabajo alguno y su mamá pensaba que su hijito era dios.
Cuarto. Al salir a provincia, el chilango utiliza camiseta sucia -preferentemente de tirantes- y carga bolsitas de plástico con sándwiches de atún, sardina o huevo.
Quinto. Nos fascinan los calcetines de vestir, tanto, que en cuanto podemos usar shorts o bermudas, los acompañamos con tenis o huaraches y, por supuesto, calcetines grises, azul marino o cafés.
Sexto. Los calcetines de vestir no se llevan con la ropa formal. Para ella, lo indicado son las calcetas blancas o las de figuritas de caricatura.
Séptimo. Como somos superiores, tenemos que hacernos notar. Para ello, nos tiramos pedos en los elevadores o gritamos ¡ya llegué! en el cine.
Octavo. Nos encanta decir groserías, guarradas, salvajadas, majaderías, coprofilias y demás en público, máxime cuando hay viejitas, parejas, niños o señores serios.
Noveno. La música se escucha a todo volumen. SI vamos en coche, el punchis-punchis debe retumbar; en el edificio, los Tucanes de Tijuana gritarán toda la noche; el walkaman debe tener audífonos tan malos que nos permitan escuchar los berridos luismigueleanos distorsionados en el metro.
Décimo. Nunca criticamos. Los chilangos de a de veras, echamos habladas, esparcimos rumores y, cuando nos confrontan, explicamos: no es cierto, mira, tal vez si dije que eras un hijo de tu reputísima, pero en realidad, lo que quería decir es que me caes muy bien.

miércoles, 15 de julio de 2009

Taxista de Caracas

Afirmar que los taxistas permiten conocer el alma de una ciudad es casi uno de esos lugares comunes que, como tal, muchas veces no nos permitimos experimentar. En el Oaxaca o en Montevideo, en Buenos Aires o en Lima, el taxista se convierte muchas veces más que en un personaje, en el personaje. Conoce los lugares públicos y secretos de las ciudades, tiene historias ocultas, nos hace partícipes de secretos y confidencias.

Estos pequeños personajes son, sin embargo, fugaces, desechables en el sentido de que apenas pagamos de buena o mala gana el servicio y nos bajamos del taxi, vuelven al olvido del que sólo en muy contadas ocasiones pueden rescatarse.

Hace tres años estuve en Caracas, Venezuela, ciudad en la que distintos tipos de taxis compiten por el pasaje. Desde las impresionantes SUVs de 50 dólares del aeropuerto internacional de Maiquetia Simón Bolívar, hasta las kamikazes motocicletas que en minutos sortean los pequeños pero casi impenetrables embotellamientos que misteriosamente aparecen de la nada en la capital venezolana, sus conductores son muy animados.


Platican de política y de béisbol (así lo pronuncian), de lo hermosa que es su ciudad o del caos en el que se ha convertido. La plática es fluida, rápida y frecuentemente se convierte en monólogo que fluye entre las calles y avenidas caraqueñas, como la de aquel conductor español que hablaba venezolano con acento peninsular, al que le gustaba el fúrbol (tal cual) y las carreras de autos y añoraba la arbolada Caracas de antaño, “una ciudad más arbolada que ahora, pero que tiraron muchos árboles para construir los nuevos edificios, como esos que se ve ahí”. Se refiere al altísimo rascacielos incendiado de las oficinas de tránsito venezolanas, rodeado de edificios de 15 o 20 pisos con sus balcones llenos de ropa oreándose, que bien podrían ser una buena alegoría del desarrollo de las capitales latinoamericanas.

Sin embargo, ninguno de esos ocasionales conductores dejó huella tan entrañable como Claudio Riccardi, italiano con 50 años en Venezuela que toda su vida trabajó en fábricas (“antes que otra cosa, soy obrero y chavista, señor, aunque a muchos les pese”) y cuya ilusión máxima había sido retirarse a la Arcadia que para él estaba en el pueblo italiano donde vivía su familia, campesinos muy pobres, pero autosuficientes. ”Lo que allí se come es fresco –contaba, con emoción apenas contenida– recién cosechado; el vino y la cerveza también se hacen ahí y las guardamos en el pozo para que estén frescas. Comemos verduras, quesos, puras cosas frescas y no esas pastas que les gustan en Roma o Napoli, no, pura comida sana…

Lo que pasó fue que yo que nací en1936 jamás me había enredado con una mujer hasta 1990 que conocí a una a la que conté mis planes y me dijo que quería compartirlos conmigo. Le dije que yo no quería hijos por mi edad. Me acompañó a Italia, pero al poco tiempo quería regresar porque extrañaba la vida de la ciudad. Además, estaba embarazada. Regresamos, compré un apartamento, la crisis económica casi terminó con mis ahorros, me enfermé de la pierna y ahora soy taxista. Me va bien, el carro es mío, pero estoy triste.

Tal vez me hubiera muerto hace años en mi pueblo, no sé si se pueda añorar lo que jamás se ha tenido, señor, pero no sabe cuánto añoro esa vida que no tuve”.

Como en una mala novela, el final de la narración llegó precisamente cuando entrábamos al estacionamiento del aeropuerto. El olor a mar entró por la ventana y se llevó los recuerdos de la utopía olorosa a tomate y albahaca. Los problemas del cambio de divisas y de trámites engorrosos y desconocidos terminaron de borrar la historia.

martes, 14 de julio de 2009

Dan Simmons y el espacio interior

Para mi hija Valentina en sus 13 meses

y para sus hermanas (Elba y Maricarmen),

¡ya tan grandes! pero tan queridas como el primer día

Autor de Hyperion, una de las sagas más impresionantes de la ciencia ficción cuyos dos primeros títulos (Hyperion y Regreso a Hyperion) son dos obras fundamentales de la literatura del siglo XX, de novelas de terror como Vampiros de mentes y de gran cantidad de obras de los más variados temas y géneros, Dan Simmons demuestra que, en realidad, su especialidad son los viajes al interior de la mente de los seres humanos, a tratar de mostrar lo más profundo de los procesos que los llevan a actuar de una forma determinada, a ser como son.

En Fases de gravedad, un astronauta que viajó en una de las últimas misiones Apolo a la Luna hace un viaje de descubrimiento personal al buscar a su hijo que ha caído bajo la influencia de un mercader de misticismo. En ese viaje, Baedecker reencuentra sus motivaciones y tiene la oportunidad de tomar decisiones éticas en torno al mundo que lo rodea. Al mismo tiempo, es testigo de la degradación de muchos de los valores inspirados en el racionalismo propiciados por un retorno a valores místicos fundamentalistas que llevan a uno de sus compañeros, por ejemplo, a hablar de un encuentro con la divinidad en su viaje a la Luna del que no habló nunca antes de convertirse en predicador.

Baedecker, el protagonista de Fases de gravedad es testigo de la manera en que se entrelazan los hechos ocurridos en la niñez de otro de sus amigos con la enfermedad y la paternidad en el momento de tomar decisiones que pueden llegar a costarle la vida, pero que si no se tomaran serían una traición en todo lo que se cree y en lo que se ha vivido.

Algunas personas han dicho que Fases de gravedad es una “novela aburrida en la que no pasa nada”. En efecto, no pasa nada si con esto queremos decir que no hay aventuras extraordinarias o cambios repentinos en la motivación de los personajes. Fases de gravedad es una novela en la que la vida discurre terca, inexorable y fatal; en la que los seres humanos se enfrentan al destino sabiendo que no lo pueden derrotar, pero que el valor de su vida lo da, precisamente, saberlo y no por eso rendirse ante lo inevitable.

La novela es un ejercicio de análisis de los sistemas de creencias que se enfrentan a una posmodernidad que nos trae integrismos, magia y horóscopos; que nos vende guerras en televisión, consumo global y escepticismo. Es una novela que basa la esperanza de la humanidad en la razón, como resume Maggie Brown, otro de los personajes, al hablar de su sistema de creencias:

Creo en la riqueza y el misterio

del universo; no creo

en lo sobrenatural.


En suma, podemos decir que Fases de gravedad no es una novela para todos, ni para consumos masivos. Es una obra de reflexión para quienes se interesen profundamente en el espacio insondable constituido por el interior de cada uno de nosotros.

martes, 7 de julio de 2009

El Imparcial, un experimento limitado en la implantaciòn de nuevo periodismo en Oaxaca




El reportero de El Imparcial debe plasmar, retratar, NO juzgar. No debemos permitir que nuestros gustos o disgustos influyan en la redacción de una nota. (del Manual de Estilo, AGP).



Podemos empezar con una declaraciòn: el nuevo periodismo, mucho más que un estilo o un conjunto de normas, es una forma de ver la vida, de recrear la realidad.

"I don't get any satisfaction out of the old traditional journalist's view”, aseguraba Hunter S. Thompson; es tratar de sacudir a las personas, meterlas en la historia de la que nunca debieron haber salido.

Para Tom Wolfe, el periodista debía:

  • Telling the story using scenes rather than historical narrative as much as possible

  • Dialogue in full (Conversational speech rather than quotations and statements)

  • Point-of-view (present every scene through the eyes of a particular character)

  • Recording everyday details such as behavior, possessions, friends and family (which indicate the "status life" of the character)

Cuando se presentó la oportunidad de ir a Oaxaca a dar un curso en El Imparcial “un curso para enseñar a redactar a los reporteros, profe, que están muy mal, de veras muy mal… ah, y que no sea muy caro” desde un principio planteé la posibilidad de ir un poco más allá.

Por qué no sólo tratamos de que escriban mejor, sino vemos si es posible que hagan un periodismo màs moderno”, le propuse y ella estuvo de acuerdo, luego de comentarlo con el dueño del periòdico.

Ese primer curso generó muchas expectativas, sobre todo entre los reporteros jòvenes y los editores, al grado que se pudo proponer la elaboración de un nuevo Manual de Estilo.

Una vez más, la situación económica y meses de negociaciones llevaron a una segunda visita al periódico, en esta ocasión, para desarrollar e implementar el Manual e impartir un nuevo curso, en esta ocasión, de algo que se llamó “crónica”, pero que en realidad fue una inmersión apresurada e incompleta en el nuevo periodismo.

Periodismo viejo

A pesar de ser un periódico líder en la entidad, El Imparcial sufre algunos problemas, que el director del diario resume en; “estamos haciendo el mismo periodismo que hace 30, 40 años”.

El subdirector del diario, opina lo mismo: “me parece que muchas veces estamos en los años 40 o 50, haciendo un periodiquito sin importancia y no el mejor diario de Oaxaca”.

Esto es autocrítica real, porque el periódico es el mejor de la ciudad, sin duda alguna.



Ante esta problemática, el periódico decidió tomar algunas medidas para resolver el problema. Por una parte, se profesionalizó una parte de le redacción mediante la contratación de un subdirector editorial con experiencia periodística y estudios profesionales en México y España.

Guerra de sexos

Además, se contrataron nuevos editores de las secciones para que cubrieran el siguiente perfil:



  • Experiencia profesional sólida.

  • Estudios universitarios, preferentemente en periodismo

  • Liderazgo y don de mando.



En un estado tan machista como Oaxaca resultó que la mayoría de las personas con este perfil son mujeres (cabe destacar que las hermanas del director ocupan puestos importantes en el diario y consideran que las mujeres trabajan mejor que los hombres)

Se aumentaron los sueldos de editores y directores y se destinaron recursos financieros y económicos a la redacción en forma de computadoras, instalaciones iluminadas y funcionales.

Recientemente se empezó a impartir cursos a editores y reporteros. Los cursos que se han impartido en El Imparcial hasta el momento comprenden:



  • Redacción periodística

  • Ortografía

  • Géneros periodísticos

  • Crónica y nota de color

Por el nuevo periodismo

En los cursos se hizo énfasis en:

  • Necesidad de contar historias

  • Acercarse a la gente y darle voz

  • Investigar adecuadamente

  • Desconfiar de la fuente oficial

Empezar a favorecer géneros periodísticos más largos que la nota, como la entrevista, el reportaje y la crónica

Al mismo tiempo, y como resultado de la inquietud mostrada por algunos periodistas, sobre todo los más jóvenes, se desaconsejaron algunas prácticas recurrentes en el periodismo oaxaqueño tales como:

  • Inclusión de detalles no vitales, pero comprometedores para la integridad de los afectados

  • Inclusión de nombres completos y direcciones de afectados por accidentes o crímenes

  • Calificaciones viciosas antes de juicio



Además, se desarrollo un Manual de Estilo para el periódico, donde se hace énfasis en las cualidades antes descritas.

No le llamamos “nuevo periodismo”; de hecho, no lo calificamos de ninguna forma más que profesionalización. Sin embargo, es indudable que en estilos, contenidos y esencia, estamos hablando de una aplicación del nuevo periodismo en un medio mexicano.

¿Logros?

Hasta el momento no podemos hablar de logros concretos, tanto referentes a aceptación de los lectores de esta forma de hacer periodismo o aumento de ventas. Sin embargo, sí podemos hablar de logros en el nivel del ejercicio periodístico del periódico.

En un lapso menor a dos meses, en un contexto donde prácticamente no se publicaban notas de este tipo, los siguientes editores y reporteros lo han hecho:

  • Carolina Espino

  • José Luis Pérez

  • Jazmín Ortega

  • Perla Salinas

  • Yadira Sosa

  • Samuel Gómez

  • Mireya Cruz

Los temas tocados van desde la perspectiva de una persona secuestrado casi dos meses, hasta un viaje en autobús a Monte Albán; de festividades religiosas totalmente oaxaqueñas, a la presentación de la cantante grupera Jenny Rivera en El Tule. No hay ya tema que no se pueda abordar, algo que ocurría anteriormente, pues los reporteros pensaban que no eran tópicos “demasiado serios”.

Otros reporteros, como José Hannan Robles, Luis Daney Carrasco y Luis Meixueiro han empezado a incluir en sus notas, de manera consistente, relatos en primera persona de los involucrados, descripciones de ambiente y atmósfera, y versiones alternativas de los hechos.

Sin embargo, este experimento ha encontrado la fuerte oposición de reporteros viejos (generalmente formados en el oficio, sin mayores estudios), quienes consideran que esas cosas “nomás son perder el tiempo”, “inventos de chilangos que no tienen qué hacer” o “cosas de las señoras (como les llaman a las editoras) que no saben periodismo”.

Del mismo modo, se empezó a publicar la columna periodística “Con ojos de turista”, donde el periodista pretende usar un estilo incisivo, directo, en primera persona, para denunciar situaciones tanto de la vida oaxaqueña como de las relaciones entre los diversos grupos que conforman nuestro país. Muchos de los reporteros, sobre todo de los viejos en el periódico, critican la columna y no consideran que eso sea periodismo.

lunes, 6 de julio de 2009

Periodismo hoy, la tiranía de la comunicación


I Una visión apocalíptica

Furio Colonibo, en Últimas noticias sobre periodismo, parece preocupado por las “voces autorizadas que se alzan contra el periodismo”. Lo mismo cita a Murialdi que a Eco, a Tannen que a Chomsky. Habla sobre la manera en que los periodistas se han ganado “no sólo la desconfianza, sino también la repulsión”, del gran público.

Culpa de este fenómeno a la injerencia de los periodistas en los asuntos que investigan; también, a la banalidad de los medios. Sin embargo, y esto me preocupa, la elección de fuentes es, al menos, sesgada. Es cierto, por ejemplo, que Umberto Eco en el texto que cita habla de la manipulación, al igual que lo hace Chomsky. No obstante, confunde la industria moderna de los medios, caracterizada por grandes consorcios más interesados en la manipulación que en la información.

Asimismo, pierde de vista que junto con el descrédito que parecen tener muchos periodistas, las masas en Estados Unidos o México o cualquier país de América Latina siguen creyendo en muchos de ellos y en los medios. Compran periódicos, ven noticieros, los comentan… Sospecho que Colonibo ofrece una visión apocalíptica, pero no tanto basada en investigación de campo, sino en vivencias procedentes de la academia y la crítica.

II Como diría Carlos Septién García

En Los elementos del periodismo, Kovach y Rosenstiel hacen un recuento y llamado de atención hacia el periodismo de investigación entendido desde una perspectiva moderna. Un periodismo al que “nada humano le sea ajeno” y sirva no sólo de testigo, sino también de vocero, para que como decía también Carlos Septién García, “dé voz al que carece de ella”,

El periodismo, en la visión de estos escritores, debe tener una “función fiscalizadora” ante el poder; debe ser, como decíamos antes, foro de la sociedad donde se discutan los grandes temas y sea, ante todo, un puntal de la democracia.

Sin embargo, Rosenstiel y Kovach no dejan de señalar amenazas: bajo la tutela del dios inmisericorde de la audiencia, los medios pierden muchas veces de vista la experiencia, la vivencia, y optan por la novedad, el sensacionalismo, la extravagancia. Al igual que Colonibo, señalan un hecho innegable; a diferencia de éste, saben diferenciar el medio del ejercicio periodístico, no confunden elementos de significación.

Hablan también de algo que puede aplicarse a la realidad mediática de nuestros países. Los programas de polémica, ya sea con público “de la calle” o entre autonombrados expertos, se popularizan no tanto por el gusto del público, sino porque es llamativo y barato, tanto de producir, como en términos de resultados informativos.

III. El complejo Jethro Tull

Además del nombre de uno de los grupos de rock más influyentes de la historia, Jethro Tull fue un abogado inglés que inventó en los albores de la revolución industrial una cosechadora y luego terminó sus días lamentando el final del estilo de vida campesino que conocía.

Ignacio Ramonet, en La tiranía de la comunicación, actúa como el escocés. Por un lado, obtiene una gran audiencia gracias precisamente a los medios modernos y a la existencia de esa sociedad de la información que denosta; pero por otro, le gustaría más vivir en épocas pasadas, mejores y en muchos casos (como le ocurre a Sartori) no comprendidas en su cabalidad.

Evidentemente, todo cambio paradigmático, sobre todo en la acepción de Thomas S. Kuhn, trae descontroles y modificaciones a los estilos de vida. Se arrasa con elementos buenos, bonitos, valiosos y muchas veces se sustituyen con basura. Sin embargo, también se da el fenómeno contrario, también se posibilitan mejores y mayores logros para la civilización, la cultura, el ser humano.

Ramonet es semiólogo, pero no actúa como tal. No ve el todo, se olvida de la importancia de todo el sistema comunicativo y se queda sólo con partes que apoyan su discurso.



sábado, 4 de julio de 2009

Muy pronto

Irreverente, inteligente, malvada.

En unos días, entrevista con SV ALTEZA PRINCESA GATO quien nos dirá la verdad y màs sobre los blogs y otros asuntos.



viernes, 3 de julio de 2009

La caída del halcón negro y la propaganda bélica estadounidense



Que los estadounidenses necesitan la guerra para sobrevivir es una verdad que tendremos que recordar todos los veranos y los 11 de septiembre, gracias a ellos. De lo que yo no estoy tan segura es que yo necesite discursos cinematográficos de paz con un superhéroe con rifle y bayoneta en la mano. Supongo que la paz, el humanismo y, después de todo, el ser humano, están en otro lado”. Nancy Villegas en “Fuimos héroes, la violencia como deber y el humanismo como paliativo”, aparecido en Globalización, cine y educación de Armando Meixuerio y Rafael T. Ramírez, Ediciones Taller Abierto, México 2004.


La historia transcurre en Mogadiscio, Somalia, 3 de octubre de 1993.

Los protagonistas son, en la vida real y en el cine (La caída del halcón negro, Black Hawk Down, Ridley Scott, 2001), los siguientes:

  • Un cuerpo de paz del ejército de Estados Unidos, de esa paz tan extraña con helicópteros artillados y misiles que emplea la autoproclamada “tierra de los libres y los valientes” a regiones lejanas para preparar el terreno a maquiladoras y tiendas de donas.

  • Los habitantes de la capital de Somalia y combatientes a las órdenes del controvertido líder Mohamed Farrah Aidid.

  • Como comparsas o extras tenemos militares de Pakistán y Malasia quienes en la película, por cierto, dan la impresión de ser británicos, en una actitud bastante poco agradecida hacia uno de los principales aliados de Estados Unidos en el mundo.



Tanto en esa construcción de la mente que llamamos “vida real” como en la película, tenemos coincidencias, tales como una desproporción tecnológica impresionante. Helicópteros que valen lo que el sistema educativo completo de un país pequeño, armas personales tan sofisticadas como mortíferas y una realidad que aprendieron en su momento los franceses en México y en Vietnam; los propios estadounidenses en Vietnam y muchos ejércitos regulares: un pueblo en armas, aún con rifles kalashnikov, buenos para los narcos en tiroteos urbanos, pero difícilmente efectivos contra tanques, con granadas autopropulsadas montadas en coches de desecho, pueden oponerse con efectividad a ejércitos modernos.

Sin embargo, también hay divergencias. El nombre oficial de la operación militar es “Gothic Serpent”. El diccionario Merriam Webster explica que el término inglés “gothic” se refiere al estilo de ficción caracterizado por el uso de ambientes desolados o remotos e incidentes macabros, misteriosos o violentos. Este nombre no se emplea en la película.

Y aquí es donde se empieza a abrir el abismo marcado por el discurso, que no por los hechos, entre la realidad y el cine. Atestiguamos en la película de Ridley Scott como masas de desharrapados enloquecidos sin corazón, pues incluso, como también lo podemos ver en Reglas de combate (Rules of Engagement, William Friedkin, 2000) arman a sus niños y los mandan a la guerra (¿qué no podían mandarlos a los scouts o a un summer camp mientras actuaban los pacificadores americanos?), humanos a los que sólo queda llamarlos así en aras de lo políticamente correcto, pues se muestran como animales, masacran hombres buenos, que están en el ejército de Estados Unidos con buenas intenciones, para salvar al mundo de sí mismo, aunque el mundo no desee esa salvación.

Cada uno de los 18 muertos en la película, y en particular de los seis rangers abatidos, tiene nombre, historia, nos dolemos con su familia, quisiéramos consolar a su viuda y a sus hijos, como la esposa del coronel Moore (Mel Gibson) en Fuimos héroes (We were soldiers, Randall Wallace, 2002). Y esos son los únicos muertos que importan. Los tal vez mil somalíes que perdieron la vida son secundarios, quién va a llorarlos; los paquistaníes y malayos abatidos por sacar a los estadounidenses del atolladero al que los llevó su soberbia y desprecio por los nativos, ni siquiera se documentan en la historia, porque muertos, lo que se llama muertos, con nombre y apellido, sólo los empleados del Tío Sam.

La propaganda aniquila los límites de la realidad, reescribe la experiencia. Si para Derrick de Kerckhove, el aventajado discípulo de McLuhan, la realidad se forma a partir del lenguaje y, más específicamente, del discurso, la propaganda moderna en su versión cinematográfica (aunada a su hermana la televisiva) fácilmente pulverizan esos límites, nos hacen vivir ese “acoso de las fantasías” de Slavoj Zizek, donde “la fantasía crea un escenario en el que se opaca el horror real de la situación”, obligan a pensar que cuando Rimbaud, el poeta, y Lacan, el psicoanalista, determinaron “yo soy el otro”, tenían razón.

Aquí está el peligro de cintas propagandistas disfrazadas de entretenimiento. Delimitan en términos de significados quiénes son seres humanos y quienes no; determinan quiénes tienen cultura o valores y quiénes son apenas un conglomerado de... bueno, personas con grados diferentes de desarrollo, para emplear nuevamente los adjetivos políticamente correctos con que nos ha ilustrado la derecha.

No es tan grave si se tratara de una película que tuerce la realidad, como The Alamo (John Lee Hancock, 2004) en la que negros (¡ups! afroamericanos) pelean hombro con hombro contra mexicanos, sin importar que una de las verdaderas causas de la guerra haya sido la oposición de México a la esclavitud de los colonos texanos, Pero cuando a esta película se le añaden cientos de glorificaciones, reinterpretaciones y mentiras, verdaderamente es muy poco lo que un público poco instruido puede hacer.

Así, muchos mexicanos apoyan los esfuerzos bélicos de Estados Unidos en Asia o África y olvidan que hace poco más de 150 años nuestro país fue invadido y saqueado; desconocen que los argumentos (atraso, fanatismo, dictador) que se emplearon contra Irak fueron asombrosamente parecidos que los que se emplearon contra nuestro país.

Otro peligro, tal vez menos evidente es que a la hora de hacer una crítica a la propaganda, en el momento de desenmascararla, algunas personas puedan llegar a pensar que si las motivaciones estadounidenses eran oscuras, entonces los malos que se apuntan pudieran no serlo, cuando, en ocasiones, también entre ellos hubo criminales sanguinarios.

Joanna Bourke, en su obra La segunda guerra mundial: historia de las víctimas (Paidós, 2002) muestra que en la guerra, y la propaganda es una de sus manifestaciones, lo único que importa y lo que habitualmente menos se llora, es el dolor y la desesperanza de cada una de las víctimas, particularmente civiles, que ven destrozados sus sueños y aniquiladas sus vidas en el lodazal inmundo de las decisiones de los poderosos.