sábado, 3 de noviembre de 2012

Inversores, segunda versión

Mi amigo, el excelente escritor José Noé Mercado --le acaban de publicar la novela Backstage-- me hizo algunos comentarios sobre el cuento. He aquí una segunda versión.



Inversores, segunda versión


Un par de huevos fritos, quemados y aceitosos, se enfrían en el sartén eléctrico acomodado precariamente sobre la estufa. Miguel tiene hambre, pero no se anima a probarlos. No se ha bañado, ni piensa hacerlo. No ha pagado el gas y ni loco se dará un regaderazo con agua fría.

La barba rala, pero suficientemente crecida luego de cinco —¿seis, ocho?—días afea su no precisamente agraciado rostro; unas bermudas hasta las rodillas, Converse sin calcetines con las agujetas desamarradas y camiseta del Real Madrid que huele a sudor rancio tampoco lo califican precisamente como modelo de GQ

Mira la pantalla de la computadora. Allí, unos pájaros enfurecidos esperan ansiosos a que los lancen mediante la resortera para destruir marranitos verdes. La señal roja le avisa desde hace rato que tiene un mensaje pendiente: un saludo de Nora en el Face:

Hola Miki, q haces????

Él le respondió hace como cinco minutos.

Aguántame un poco preciosa, estoy a punto de entrar en una junta!!! 

Mientras picotea los huevos directamente del sartén y de paso raspa la cubierta antiadherente, sigue con Angry Birds, empeñado en obtener la mejor puntuación del torneo semanal.

Miki Miki, contesta anda.
Anda Miki vamos a comer!!!

Pinche Nora. “¿Ahora qué quiere? ¿Burlarse de mí solo porque tiene un buen trabajo? Gana un chingo y no hace la gran cosa”, murmura nuevamente y se atraganta el huevo que está comiendo. “¡Puta madre!”, exclama luego de escupir el bocado.

No puedo, preciosa. Perdóname!!! Fíjate que tengo una junta bien importante al rato, una comida de trabajo, estoy viendo unos inversionistas que quieren montar un estudio de fotografía de alto nivel, top, ya sabes, y pues conocen mi trabajo y se fijaron en mí. 
Me comunico la semana que entra. Ya sabes, un coffee o unas chelitas, ya sabes, yo te invito. Besos!!! Preciosa”.

Responde y se desconecta. “Tengo que apurarme para que me dé tiempo de empeñar la cámara; con lo que me den, podré comer decentemente unos días, pagar el gas para bañarme como la gente y echarme dos whiskitos en Caliente. Tal vez y hasta me cambie la suerte”.