viernes, 30 de julio de 2010

ONCE DE H*A*D*A*S

XI

“¿Buena idea?” leyó Listado en los labios de Negro, pero no hizo ningún comentario. La reunión se estaba diluyendo entre las interminables muestras de socialización que tanto gustaban a los Perro y que los Gato aprovecharon para retirarse.

Una vez fuera, Negro le preguntó a Listado una vez más por qué le parecía buena idea: “Es una pésima idea, los Perro no son buenos guerreros ni confiables. Ya sabes que siempre estarán del lado del Humano y todo lo tienen que hacer en grupo...”

“¡Silencio!” --siseó Negro. “Dije que era buena idea y eso es. Además, todo lo que dices no son más que tonterías y molestarás con ello a nuestros aliados pues, por si no lo recuerdas, son capaces de oler tu desconfianza antes incluso de que te des cuenta que la muestras”.

Negro se cayó de inmediato. El peso de la autoridad de Listado era absoluto. Y también obedeció, pero no por eso dejó de tener dudas. Blanco observaba todo mientras se limpiaba las uñas y se lamía los brazos, algo que generalmente ya no se consideraba dentro de los buenos modales de los Gato, pero que tendían a hacer cuando estaban muy nerviosos o desconcertados.

“Los Perro fueron una de las primeras razas en alcanzar la conciencia gracias al desarrollo de las aplicaciones del Genoma Primordial. Es cierto, siempre fueron favoritos de las personas, incluso antes que hubiera Humanos, pero también les guardan algún rencor; muchos de ellos tienen grabados en el cerebro recuerdos compartidos de hambre, golpes y degradación”, explicó Listado.

“Cierto, fueron los primeros en separarse de los Humanos”, anotó Blanco, visiblemente más tranquilo.

Los tres Gato recordaban la partida de los Gato del Libro de Margarita:

Los perros decidieron dejarnos. Mustios, temblorosos, rehuyendo el contacto, pero firmes, nos avisaron que les dolía mucho, pero que se iban a las montañas, al desierto o a cualquier otro sitio en el que no hubiera tanta agua. “Tenemos hongos en las uñas y algas en los ojos”, aullaron antes de irse.

Ellos al menos se despidieron. Los gatos, los borregos y las vacas desaparecieron una noche; los caballos, los chivos y los pollos se fueron al día siguiente. Nadie aguanta la lluvia… salvo los peces y los pájaros, quienes ahora juegan juntos a dar vueltas en el agua y en el aire.

“El resultado de la guerras en las que se emplearon los últimos TR011”, sugirió Negro. “Al menos, hasta ahora”, apuntaron al unísono los otros dos Gato.

Los Perro salieron en orden. Al frente, Gata Anciana Alfa se dirigió a los Gato:

“Hermanos, les presentaré al grupo que los acompañará. En primer lugar, Patas Blancas Perra Alfa Guerrero”, señalando una muy alta Perro negra con los extremos de manos y pies blancas. “Listo --dijo la aludida con voz firme--. Pueden llamarme Jefa”.

“Sigue Patas Grandes Perra Beta Apaciguador, a quien ya conocen”. Una Perro de estatura baja para los estándares del Sistema, pues apenas sobrepasaba 1.85 metros, dio un paso al frente. Era rechoncha, y el pelaje que cubría toda la parte visible de su cuerpo era amarillo, blanco y negro. “Díganme Estrella”, pidió la Perro.

“Después, Hocico Suave Perro Beta Buscador”, fue la presentación de un Perro muy delgado, de nariz prominente y ojos nerviosos. “Soy Rex”, les dijo.

Los siguientes son Orejas Cortas Perro Beta Aprendiz y Orejas Largas Perro Beta Aprendiz. Dos Perro prácticamente idénticos se pusieron alertas. “Somos hermanos”, afirmaron al mismo tiempo. “Dígame Lutz”, pidió uno; “y a mí Flex”, solicitó el otro. “Y, por favor, no nos confundan”, rieron al unísono.

La presentación les pareció excesiva a los Gato, poco familiarizados con el barroquismo de los animales sociales, pero escucharon y saludaron con atención.

Luego, Listado y Perra Alfa se alejaron del grupo y platicaron largo tiempo.

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