martes, 13 de julio de 2010

H*A*D*A*S, sexta

VI

El sol era muy brillante y calentaba demasiado. A lo lejos se oía el mugido de algunos herbívoros y se detectaban claramente sus señales de alerta; las moscas se paseaban por la cara y el cuerpo del gato, pero no hacía ningún movimiento. Sabía que debía permanecer impasible para lograr cazar y sobrevivir.

El lugar estaba lleno de olores casi olvidados. Olía a hierba fresca, a estiércol y a sangre; también a luz, a lluvia lejana y a marcas territoriales de varios felinos: olía, también, a otra tierra, a otro tiempo.

De repente, sin pensarlo, surgido del fondo de millones de años de evolución, un insignificante movimiento captado en un rincón de su ojo izquierdo disparó el impulso y el gato lanzó todo su cuerpo hacia adelante, corrió rápidamente, saltó y cayó sobre el lomo de una cebra. Hincó sus colmillos en el cuello y el sabor de la sangre fresca inundó todas sus células. Mordió nuevamente y la cebra murió, mientras el gato arrancaba grandes trozos de carne y los tragaba eufórico.

A pocos metros, tres o cuatro buitres muy grandes lo miraban con sarcasmo. Muy pronto ellos también saciarían su apetito.

No obstante, el gato estaba inquieto, sabía que algo no estaba bien, que él no era así. Había dejado de cazar para alimentarse hacía muchas generaciones, la estrella de su mundo no era tan brillante como la que calentaba esa sabana, ni él caminaba en cuatro patas.

“Tal vez esté soñando”, pensaron al mismo tiempo Listado, Blanco y Negro, y siguieron durmiendo.

3 comentarios:

Sv Alteza dijo...

por lo menos eriberto llepes publika sus kuentos sorra urjida!! me tienes ebidia pq llo estoi mas vonita ke tu!!!!!!!!!!!

Sv Alteza dijo...

eres una kovarde pq no me respondez!! te ago sentir mal ke risa jajaj

(me encanta cuando ponen, "qué risa jajaja" como para que veas que no es choro que ríen)

G. Páramo dijo...

ash pinchi jata mál coguida vavoza ci nó saves no avles i ke rriza mil beses jajajajajaja