XIII
De repente, los Perro se detuvieron. Aguzaron las orejas y olfatearon el aire. Algo andaba mal, muy mal. Los Gato no se habían percatado de nada en particular, pero sabían de las legendarias habilidades de sus compañeros de viaje para detectar amenazas de las brujas.
Todos guardaron silencio. Jefa ordenó por medio de gestos a su manada que tomaran posiciones de alerta. Los Perro se movieron con gran eficacia, formaron un círculo alrededor de los Gato y desplegaron su equipo, entre el que se contaban potencializadores de imagen y sondas para espiar la presencia de H*A*D*A*S.
Negro y Blanco se colocaron a ambos lados de Listado, quien entrecerró sus ojos amarillos. Habían hablado poco desde que salieron del poblado, Listado sabía que sus compañeros estaban molestos y querían explicaciones, pero aún así estaban dispuestos a sacrificar sus vidas para defender la suya.
Una profunda ternura estrujó su corazón. Todos sus sentidos, todos los imperativos raciales le gritaban que debía al menos compartir lo que sabía con sus compañeros, pero su cerebro le indicaba que no debía hacerlo.
De improviso, todos los integrantes del grupo percibieron un olor a muerte y degradación que surgía de varios lados alrededor de ellos. El suelo tenía un ligero brillo verdoso. De repente comenzaron a percibirse algunas formas surgidas de la putrefacción del suelo. Los Perro las percibieron como de su especie; los Gato como de la suya.
Mujeres surgidas de los abismos sórdidos del dolor surgían de ese suelo manchado por la sangre y el dolor de miles de seres torturados por las brujas estiraban sus dedos muertos y semidescarnados hacia los ojos de los Perro y Gato; Lutz y Flex gañeron nerviosos, pero de inmediato, Estrella les susurró ensalmos tranquilizadores.
Los ojos descarnados de las mujeres se fijaban en ellos y los llamaban. “¡Nadie se mueva!”, gruñó Jefa. “Aguanten, aguanten un poco más”.
2 comentarios:
Me gusta el ambiente de tus textos, me sacó de onda tu nuevo fondo. (Está bello, pero con los widgets que metiste al inicio como que decayó la estética del bló, yo siento).
No me gusta leer literatura (salvo poesía o microficción) en blogs. El medio es el mensaje decía ese canadiense sabio, y como que cuentos seriados aquí no me checan.
¿Comemos la próxima semana?
Los cuentos seriados en los blogs rinden un homenaje a la literatura seriada de fines del siglo XIX que tantas cosas interesantes --y espantosas-- nos legó. Sin embargo, yo creo que es cuestión de gustos y es muy válido lo que me dices.
Como quiera que sea, agradezco que los leas y, sobre todo, que opines.
Ya estoy en Puebla, así que creo que tendremos que posponer la comida un tiempo.
Un abrazo.
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