viernes, 11 de noviembre de 2011

XXIII


Listado estaba exhausto. Los Gato no eran una raza muy social —nada comparable a los Mono o los Perro— pero cuando establecían lazos eran para toda la vida. La muerte de Negro le pesaba tanto como si hubiera perdido un brazo, pero era el líder y no podía permitir que Blanco se desanimara, así que le dio de inmediato una gran cantidad de tareas, y ahora le pedía informe de la última
—Dime, ¿qué pudiste averiguar del lagarto que acabamos de ver?
Blanco, contento de no tener que pensar en Negro ni en la suerte que les esperaba, dio su informe:
—Aparentemente ese lagarto no pertenece a las razas primordiales, sino que fueron desarrollados podemos decir que paralelamente por las brujas en tiempos más o menos recientes, no creo que tengan más de mil años. Lo curioso es que los desarrollaron de algún animal, un geeko o algo así, originario de la mítica Tierra, al igual que a todos nosotros. Sin embargo, son demasiado extraños incluso para las brujas, que se limitan a mantener una religión a la que sirven por sus magos y los rodean de H*A*D*A*S. Sin embargo, con todo sirven bien a sus creadoras pues sienten un auténtico desprecio contra todos los mamíferos. Es probable que sus cerebros estén apoyados por nanopartículas, pues aparentemente sus estructuras son muy primitivas. Además, están locos…
—¿Dónde obtuviste todos esos datos?
—Me los proporcionaron algunos de sus nobles. Me pareció extraño, casi todos eran mamíferos. Creo que los lagartos los emplean como esclavos y como alimento.
Listado empezaba a reflexionar sobre esto, cuando Blanco recordó algo más:
—¡Ah! También es posible que hayan mandado un batallón de lagartos a emboscarnos en los cañones a dos días de aquí. Les gusta, a veces, cazar lo que comen.
Listado miró a Blanco con ojos de reproche —¿por qué había tardado tanto en dar la noticia?— pero decidió no llamarle la atención por el momento. En su lugar, se acercó a Jefa y le explicó la situación.
Jefa movió las orejas, signo inequívoco de angustia. Le preocupaba que los atacaran pues eran pocos y se sabía que los lagartos enviaban escuadrones completos de siervos y luego ellos remataban a los sobrevivientes.
—Necesitamos una estrategia o un milagro —dictaminó la Perro.
—Creo que esta vez tendremos un milagro —aseguró Listado.

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