viernes, 4 de septiembre de 2009

Añoranza

Está lloviendo. Es la primera lluvia en no sé cuánto tiempo. El agua cae con fuerza, empapa el piso arenoso, moja las paredes resecas de la casa y despierta ciertos olores que yo suponía olvidados o, al menos, lo suficientemente escondidos para hacerme a la idea de que ya no existían.

Los perros estuvieron mirando recelosos la lluvia durante largo rato; después, se gruñeron un poco y al final, se durmieron, aunque tienen sueños intranquilos que los hacen gemir y llorar un poco.

Yo también miro la lluvia con recelo. Ya no me gusta que llueva, porque me recuerda cuando hacíamos el amor y yo me deleitaba lamiendo tu sexo durante horas, siempre me pareció que sabías a lluvia.

Y, ahora que llueve, vuelvo a pensarlo.

Ya sé lo que me dirías: ¡Què ridìculo eres! ¡De veras que no sé de dónde puedes sacar tanta mamada! ¿Què tiene que ver la lluvia conmigo o con lo que te imaginas? Luego te reirías mucho, y seguramente terminarías contagiándome la risa, porque a pesar de todo, te gustaba que te convirtiera en lluvia, y a mí siempre me gustó tu risa.

Bueno, creo que todavía me gusta. Es lo bueno de saber que las relaciones no son para siempre, que tienen fecha de caducidad. Así estamos bien… bueno, casi siempre, salvo estos momentos en que llueve y la boca se me llena de tu sabor.

Los perros están cada vez más nerviosos. No creo que tarden en despertarse; ellos nunca te quisieron demasiado, ni tú a ellos. Tal vez la lluvia también les haga acordarse de ti.

Sólo espero que no se les ocurra salir a rascar la tierra mojada. Capaz que en una de esas te encuentran y no creo que fuera algo demasiado agradable para ninguno.

6 comentarios:

Adriana del Moral dijo...

Me gustó. Tengo uno sobre el mismo tema, y lo escribí por alguien que conoces. Luego te lo paso. Hay dos versiones, corta y larga, y quiero que al final quede una buena.

El tuyo me parece justo: contundente, sin sobras.

G. Páramo dijo...

Muchas gracias. Valoro mucho esos comentarios, sobre todo porque vienen de alguien que sabe. Espero leer tu historia.

jnoé dijo...

doy por sentado que el narrador es hombre. la referencia genérica es clara.

¿y de quien habla es mujer u hombre u hermadrofita?

esa ambigüedad está muy bien desde el punto de vista literario, pues nos deja con la duda.

pero para mí es importante saberlo, porque ahora cada vez en esta temporada de tormentas e inundaciones pensaré en ese sexo sabor a lluvia. y no me gustaría llevarme sorpresas...

jajajá.

felicidades por el texto.

Anónimo dijo...

El blog ¡Cuidado con la vaca diablo! ha sido agregado a la lista de links de mi blog.

¡Saludos! y bien por la narrativa.

Nash702 dijo...

No por nada estudio en donde estudio.

Me quito la boina ante lo leído y me creo mucho por tener los maestros que tengo.

Algo se nos debe de pegar, ¿no?

Anónimo dijo...

Este cuento me encanta pero cada vez que lo leo no puedo evitar pensar en lo que me dijo Elbis cuando lo leyó, jajaja, ya te contaré después.