Crawling in my skin/These wounds, they will not heal
--Crawling, Linkin
Park
Lanzo la botella de cerveza hacia el espejo.
Se mueve lentamente y el líquido dorado deja una estela de espuma olorosa.
Golpea contra el espejo y miles de estrellitas plateadas y verdes —vidrio chino
y cristal holandés— llenan la habitación. Respiro estrellas, se hunden en mi
piel, aterrizan en mis ojos, se abren paso hasta las venas.
No me importa, no siento dolor. ¡Ah! Pero el
aroma de la sangre me atrapa, aunque provenga de mí. Desde hace días solo
pienso en sangre, en sangre en mi lengua, en paladear su sabor a óxido. Pero mi
sangre no es suficiente, ¡claro que no!
Todo se mueve muy despacio. Veo cómo las
moscas vuelan alrededor del foco y, si quisiera, podría atraparlas una a una
antes de que aletearan dos veces, pero ¿quién quiere atrapar moscas? No quiero
moscas, ni ratas, ni conejos, quiero carne y sangre de personas, quiero
cazarlas y ver cómo la vida se va de sus ojos mientras trago su carne cruda.
Lo imagino y me duelen las mandíbulas por el
ansia, siento como si mis colmillos crecieran y se me crispara el pelo del
cuello. Cada vez tengo más hambre, ¡hambre!
Hace unas horas, o unos días, no puedo fijar
bien las fechas, el alcohol me adormecía, pero ya no lo tolero, no me queda más
que morir de hambre o salir por la ventana a buscar una presa.
Salir por la ventana. La ventana está
abierta. Salir por la ventana…